Escrita por @delcerrojuan
Lee el artículo original en Soy Entrepreneur.
Vender un startup en una suma grande de dinero se ha vuelto un claro indicador de éxito. Sobre todo en la cultura tec y en Silicon Valley, oímos con frecuencia hablar sobre grandes empresas que adquieren startups emergentes, pero con un gran potencial.
Sin embargo, vender puede no ser siempre la mejor opción. Muchos factores afectan esta decisión, desde la situación en la que se encuentra el negocio hasta quién es el interesado en comprar, y sobre todo, los planes que se tienen para la empresa en el largo plazo.
En la última edición de mi podcast Disruptivo tuve oportunidad de entrevistar a dos emprendedores que han recibido ofertas de compra. Uno de ellos decidió vender su startup y el otro, conservarla. Platicar con ellos me permitió conocer ambos lados de la moneda.
Aventones, los que sí vendieron
Seguro habrán escuchado que hace algunas semanas la empresa francesa Bla Bla Car adquirió Aventones, la compañía de Cristina Palacios.
Aventones es una plataforma que te permite compartir tu coche camino al trabajo, la escuela, o incluso cuando viajas a otras ciudades de la república.
Cristina nos contó que, después de cuatro años de haber creado la empresa, hace poco más de uno recibió una llamada de los franceses, quienes le dijeron que estaban interesados en adquirirlos.
Aunque su objetivo original no era vender, el interés surgió después de un pitch ante los inversionistas. Resultó que uno de ellos había invertido en Bla Bla Car, empresa europea que provee un servicio similar. De ahí comenzaron las pláticas que derivaron en la compra del startup mexicano como estrategia para aterrizar en nuestro continente.
El proceso fue largo; de hecho, durante más de un año se sostuvieron conversaciones afinando los detalles, y al final, la dueña y sus cofundadores decidieron vender Aventones en un modelo llamado “Acqui-hire, que quiere decir “compra-contratación,”. Esto implica que Aventones ahora pertenece a Bla Bla Car, pero Cris y su equipo no abandonaron la empresa; por el contrario, se integraron para seguir dirigiendo las operaciones en México y América Latina. De hecho, sumar al equipo de Aventones fue una de las principales motivaciones de Bla Bla Car.
Para Cristina, esta venta no tuvo un sentimiento de despedida o de fin: más bien, fue paso de crecimiento en su carrera como emprendedora.
99 Minutos, los que no vendieron
Alexis Patjane, fundador de 99 minutos, un servicio de mensajería en la Ciudad de México, también ha recibido ofertas de compra a menos de dos años de haber empezado su empresa.
El startup de Alexis no ha tenido problemas para crecer, ya que tiene un sistema muy completo que trabaja con emprendedores y tiendas en línea para llevar sus productos a los clientes de forma rápida –en menos de 99 minutos– y confiable.
En su segundo año, 99 minutos empezó a trabajar también en Guadalajara y planea abrir operaciones en 6 ciudades más.
Esto le permitió generar utilidades muy pronto, algo con lo que la mayoría de los startups batalla en los primeros años. Esto mismo los puso en la mira de diferentes inversionistas y fondos de inversión a cambio de un porcentaje de la empresa. Sin embargo, Alexis y su equipo decidieron rechazar dichas ofertas.
¿Por qué decidieron declinar estas ofertas de compra? Aunque la tentación de vender es grande, Alexis tiene la visión de llevar su empresa mucho más lejos de donde está hoy. Además, teniendo una operación sustentable, confía en que tiene todas las herramientas para llegar a donde desee.
Entonces, ¿vender tu startup es la decisión adecuada?
Definitivamente, no existe una fórmula para responder a esta pregunta. Cada emprendedor tendrá que responderla dependiendo de su situación.
Se me vienen a la mente dos anécdotas de casos completamente distintos.
En el libro “From Zero to One”, del cual ya hablé en esta columna, Peter Thiel –inversionista de Facebook– cuenta que cuando Yahoo! se ofreció a comprar Facebook por muchos millones de dólares, Mark Zuckerbeg entró a la junta y simplemente dijo: “Esto no debería tomarnos mucho tiempo, obviamente no vamos a vender”. Claramente, esta decisión fue la acertada para el gigante de las redes sociales, pues hoy ha aumentado su valor exponencialmente, mucho más de lo que Yahoo! pudo haberles ofrecido.
Por otro lado, recuerdo que en la primera “Fuck Up Night” a la que fui un emprendedor compartió una experiencia completamente distinta. Creó con sus amigos una empresa de videojuegos, y después de lanzar el primer juego para iPhone, recibió una oferta por cuatro millones de dólares. Creyendo que su valor seguiría creciendo con el tiempo, los emprendedores decidieron no vender, y meses después, la empresa quebró.
No hay una respuesta a esta pregunta que aplique a todos, pero podemos aprender de estas historias para estar preparados cuando recibamos la primera llamada de un inversionista interesado.
Vender o no vender… ¿ustedes qué opinan?
Si quieres escuchar las entrevistas completas con Cristina y Alexis, escucha la edición No. 56 de Disruptivo aquí.